Compartir con el mundo
Es egoísta guardar una idea en un cajón…
Esta semana ocurrió algo que me recordó por qué vale la pena seguir soñando. Tuve la fortuna de devolver un poco de lo que muchos han hecho por mí, enseñar… Mostrar el camino que hasta ahora he recorrido, a cualquiera que tenga una idea y que la siga con corazón. Aunque me queda mucho por aprender (algo que hago todos los días) hoy yo no seguiría adelante si no hubiera personas que creyeron en mí, que me dieron aunque fuera solo un poco de luz en medio de un sendero tan borroso y aún hoy, me siguen dando fuerza día a día estén o no conmigo.
Hace unos años, alguien me enseñó algo que no olvidé… conocí a una persona que tuvo una idea muy similar a la mía, este mundo es pequeño y de alguna forma nos encontramos, él dejó el proyecto por cuestiones personales, pero me contó su historia con detalle, nos habló de sus errores y lo que aprendió para hacernos el camino más fácil; debo admitir que al inicio creí que tramaba algo o que había una doble intención, no lo entendía ¿Por qué nos ayudaría? Me dio una sola condición, si alguien en algún momento pedía mi ayuda, también se la otorgaría. Tal vez hoy finalmente lo entiendo…
Entre todos los que asistieron a nuestro taller, había un chico con no más de 15 años que se atrevió a presentar su idea, una idea simple, pero poderosa; una plataforma donde cualquiera pueda subir algún proyecto y la gente pueda apoyar el que más le guste. Claro que había mucho que trabajar en su idea y en la estructura, pero lo vi ahí parado frente a todos con tanta determinación y corazón, como si esa idea ya fuera una realidad que él trajo al mundo. Y entonces lo supe… ¡De esto se trata todo! De atreverse, de defender tus sueños y hacerlo con convicción. No importa la edad, no importa de dónde vienes, ni que no sea una idea perfecta. No le confiaría esa idea a nadie más que él, y es que escuché tan buenas ideas que me encantaría volverlas realidad yo mismo, pero a veces es más importante que la idea se vuelva realidad a quién la ha construido.
Lo difícil es elegir solo una a la vez, pero eso está bien, pues solo tenemos un corazón y eso basta…
Nikola Tesla, para mí, uno de los mejores inventores de la historia, pensaba que los descubrimientos científicos no debían ser vendidos al mejor postor, para él inventar era un acto de humanidad y debía pertenecer a todos, él decía “No me preocupa que me roben las ideas… me preocupa que ellos no las tengan”. Y es algo que realmente creo, inventar no es competir, sino compartir.
Y yo seguiré mi camino, pero apoyaré a cualquiera que tenga una gran o pequeña idea, porque solo así me puedo asegurar que más ideas se volverán realidad pues no puedo hacerlo solo, cada quién tiene la responsabilidad de traer a este mundo aquello que imagina y sueña.
Cumpliré mi promesa, porque agradezco haberla hecho.
El conocimiento se multiplica cuando se entrega sin esperar nada a cambio. Y así, mientras siga soñando, seguiré compartiendo.
Gracias por llegar hasta aquí lector, sigue soñando, sigue inventando y compartiendo.
¡Hasta la próxima!